domingo, 17 de julio de 2011

¿CUÁL ES TU VAQUITA?...

Leí una vez un relato que decía así: “Había una vez un maestro que paseando por el campo con su discípulo, llegó a una colina donde había una pequeña casita en la que vivía una familia de campesinos muy pobres.
      
El maestro, con curiosidad, preguntó al padre de que vivían, ya que no veía ni cultivos ni animales.

El padre comentó que poseían una pequeña vaca que les abastecía de todo aquello que necesitaban. La vaca les daba leche y hacían queso y de lo que les sobraba lo intercambiaban por otros productos básicos

El alumno quedó impresionado por la estrategia de supervivencia, en cambio el maestro se quedó pensativo y al cabo de un momento le dijo a su discípulo: guárdales su vaquita por un tiempo y luego se la devuelves por el bien de estas personas.

El discípulo aunque no entendió lo que su maestro le quería enseñar, obedeció.

Al cabo de unos años el discípulo convertido en maestro vino a devolverles la vaquita y donde había aquella humilde casita, ahora había una imponente granja rodeada de jardines, cultivos y animales de pasto y quiso saber que pasó con aquella familia.

Una mujer le contestó que aquella pobre familia eran ellos de pequeños y que como un día la vaca que era su único sustento desapareció se vieron obligados a ir a la ciudad para sobrevivir, y allí tuvieron que estudiar para poder trabajar y así al final prosperaron”.

Esto me hizo pensar ¿Qué prosperidad debe buscar un cristiano? ¿No es acaso la prosperidad espiritual? (Mt.6:33) Siendo esto así… ¿Cuál es la vaquita que cada uno de nosotros debería de guardar para siempre para lograrla?

Al faraón de Egipto, en tiempos de José, Dios le advirtió en sueños que 7 vacas gordas eran devoradas por 7 vacas flacas y que por lo tanto no se dejara engañar por la prosperidad del presente, sino que se preparara mirando hacia el futuro confiando en la palabra de Dios y actuando en fe según ella, porque sino finalmente le alcanzaría la pobreza.

Si no vivimos buscando la prosperidad espiritual de Dios, seremos finalmente atrapados y empobrecidos por nuestra propia prosperidad sea cual sea.

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